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The making of… El Gran Año de Noah Strycker

Recientemente colgué en este mismo blog una entrada sobre mi experiencia con la visita de Noah Strycker a España durante la realización de su apasionante viaje para llevar a cabo un Gran Año (Big Year) a nivel mundial. No sois pocos los que me habéis preguntado diversas cuestiones sobre este proyecto y como se está llevando a cabo. En esta entrada trato de responder a estas cuestiones y aportar datos de interés para los curiosos.

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¿Por qué un proyecto así? ¿Es por batir un récord?

El proyecto consiste en observar el máximo número de especies a lo largo de un sólo año. Actualmente existe una pareja británica (Ruth Miller and Alan Davies) que ostenta el récord con 4.341 especies y de aquella experiencia publicaron un libro llamado The Biggest Twitch que se convirtió en un best-seller. Ellos utilizaron su hogar como campamento base (yendo y volviendo a su casa) para realizar viajes a un total de 20 países diferentes en los que encontraron este espectacular número de especies. Noah quiere ir un paso más allá pues su viaje es continuo, no va y viene a cada lugar, sino que es un periplo que no regresa en ningún momento al punto de partida. Comenzó el 1 de enero en la Antártida continuando por Sudamérica, Centroamerica, Norteamérica, Europa… ahora está en África, de allí viajará a Asia y Oceanía, así terminará en Nueva Zelanda el 31 de diciembre. Por supuesto tratará de batir el récord, él se ha puesto una meta de 5.000 especies. Pero detrás de esta parte, que parece más frívola, hay un proyecto vital y de investigación. Noah es, entre otras cosas, un periodista ornitológico reconocido en Estados Unidos (de donde es originario) y, además de publicar regularmente artículos en webs y revistas también ha escrito ya dos libros: Among Penguins y The Thing with Feathers. Este largo viaje le va a permitir obtener una visión global del concepto avifauna (algo que casi se nos escapa por lo amplio y diverso que es) y de su estado de conservación y problemática a través de múltiples experiencias locales. Además otro aspecto importante de su viaje es la parte social del mismo, viaje en el que está conociendo a decenas de pajareros de todo el mundo; en sus palabras, en uno de los aspectos más estimulantes y motivadores para seguir adelante y le está dando una interesante panorámica del estado del mundo birdwatcher en los diferentes lugares del mundo… en este sentido me confeso que se ha llevado grandes y agradables sorpresas.

¿Por qué 5000 especies?

Actualmente hay algo más de 10.000 especies de aves descritas en todo el mundo. Noah pensó que 5.000 era una cifra factible, superior al actual récord y además lo bastante impactante pues supone la mitad de las especies que conocemos.

¿Cómo organiza sus visitas a cada país?

Evidentemente Noah no conoce personalmente cada rincón en el que buscar cada especie, ni siquiera existe información detallada sobre ello. Como se suele decir “las aves tienen alas” y por ello cada año pueden variar su distribución espacial y temporal y lo que era válido para un año puede no serlo al siguiente. Quienes mejor conocen estos aspectos de las aves de cada lugar son los pajareros locales, y por ello Noah ha contactado con pajareros de cada país o región que quería visitar. Este ha sido también mi caso y para mi ha sido todo un honor el formar parte de esta experiencia.

¿De dónde saca el dinero para hacerlo?

Esta es probablemente la pregunta que más me ha hecho la gente, y probablemente la que más le han hecho a Noah también. Noah está apoyado por la sociedad conservacionista Audubon que le suministra el soporte online para la web y blog de su proyecto llamado Birding Without Borders (Pajareando sin fronteras). Una prestigiosa marca de óptica le ha proporcionado óptica y material fotográfico para todo el viaje. Pero su principal recurso proviene del contrato que ya tiene firmado con una editorial para escribir un libro sobre su viaje una vez finalizado.

No obstante esto no le supone disponer de recursos económicos infinitos y es por ello que trata de reducir los gastos al mínimo. La forma más efectiva ha sido la de comprar los billetes de avión con mucha antelación y, sobre todo, no contratar en ningún momento a ningún guía. La gente que le hemos “guiado” lo hemos hecho de una forma voluntaria y sin cobrar. Así, el viaje toma otra dimensión, pues se trata de vivir una experiencia basada en compartir y pasarlo bien entre colegas. En mi caso, que trabajo como guía profesional durante una buena parte del año, la experiencia resulta muy diferente de cuando guío a unos clientes; en este caso el ambiente reinante es mucho más relajado.

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Otra forma de reducir gastos ha sido la de alojarnos en mi propia casa, en casa de familiares o de amigos. En alguna ocasión tuvimos que recurrir a algún hotel, como es el caso del hotel rural Ruralsuite, que al enterarse del carácter del proyecto nos hicieron una buena rebaja con ánimo de colaborar.

Los gastos que tuvimos (combustible, comida, alojamiento) los compartimos entre los dos.

¿Cómo has elegido el itinerario?

Noah vino con muchas de las especies europeas ya en su lista, pues pasó antes por Islandia, Noruega y Turquía. Así que el itinerario debía centrarse en aquellas especies que no había visto aún, unas cuantas decenas, y que en buena parte eran ‘especialidades’ de esta parte de Europa Suroccidental. El hecho de llegar a Barcelona y marcharse desde Bilbao seis días después favorecía un recorrido itinerante que debía comenzar por la costa mediterránea. La idea inicial era quedarnos en la mitad oriental de la Península Ibérica donde además del mediterráneo podíamos cubrir bien los Pirineos y las estepas del Valle del Ebro. Estando en Alicante, donde ya podíamos hallar un buen número de especies sureñas existía la posibilidad de visitar zonas del Centro peninsular para encontrar algunas especies emblemáticas como el rabilargo, el buitre negro o el águila imperial ibérica, entre otros. Madrid, Toledo, Ciudad Real e incluso zonas más cercanas aún como Albacete podrían ofrecernos una buena parte de estas aves, pero Noah me expresó su firme deseo de visitar Extremadura en este viaje, pues mucha gente le había hablado entusiastamente de dicho lugar como uno de las mejores zonas de pajareo de Europa. No le importaron los kilómetros extra que hubo que hacer y una vez en el lugar me agradeció mi disponibilidad para cambiar los planes originales que yo había trazado.

El resto se fue ajustando más o menos a lo que tenía pensado y fueron el tiempo reinante y la lista que íbamos completando los que determinaron pequeños desvíos y bucles en nuestro itinerario o el dónde y cuando parar; siempre basándome en lugares que ya tenía pensados de antemano, pero sin un orden o tiempos muy precisos, abierto a según cómo evolucionaba el hallazgo de las diferentes especies.

El resultado fue inmejorable…

¿Visteis todas las especies que quería ver Noah?

Se vieron todas las especies con posibilidades reales salvo dos: la focha moruna, que es más sureña, podíamos haberla encontrado junto al centro de visitantes de El Hondo (Alicante), pero son aves procedentes de sueltas para la campaña de reintroducción que están realizando en la zona, es decir, aves no susceptibles de ser contadas en este viaje, y el avetoro común, que lo intentamos en la Laguna de Pitillas (Navarra) pero no colaboró. Hay que decir que la época en que nos visitó Noah resulta algo tardía para encontrar esta especie, pues se muestra más retraída que durante el celo en primavera. Por lo demás encontramos algunas bastante complicadas para la época del año en la que estábamos (pico dorsiblanco, abejero europeo, sisón común) y alguna más que no esperábamos, como la serreta chica, una rareza en nuestro país.

¿Cómo se garantiza que Noah ha visto las especies que dice haber visto?

No puede hacerse, y de hecho no es un récord que, como los récord Guinness, necesitan de estar acreditados por un notario para validarse (sería inviable en este caso). No obstante Noah está acompañado siempre por alguno de los pajareros locales y actuar de forma deshonesta podría trascender rápidamente. Como bien dice el dicho “en el pajareo, una vez que pierdes tu prestigio lo pierdes para siempre”. Quienes alguna vez hemos participado en este tipo de eventos (grandes años, maratones ornitológicos) la forma de hacerlo es por mera satisfacción personal. Si logras ‘ganar’ contabilizando especies que realmente no encontraste o realizando algún otro tipo de trampa o manipulación no es como para sentirse muy bien… la satisfacción plena llega cuando lo lograste con todas las de la ley.

Aún así, Noah está introduciendo todos los datos de las aves detectadas en la plataforma eBird, así que son totalmente públicos y pueden consultarse libremente.

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¿Logrará batir el récord?

Estoy seguro de que lo hará y superará con creces. Mientras escribo estas líneas recién ha pasado la mitad del año y lleva unas 3.300 especies registradas, mucho más de la mitad de las 5.000 especies que se había propuesto a fin de año. Si nada lo impide Noah puede llegar hasta las 6.000 especies con cierta facilidad.

¿Cuántos ‘bimbos’ ha visto ya?

Según me conto Noah antes de iniciar este Big Year su lista mundial ascendía a unas 2.400 especies y a estas alturas lleva ya 4.015, así que sacad cuentas.

¿Y después qué?

Como ya he mencionado más arriba una vez terminado este viaje dedicará un año entero a escribir el libro de su Gran Año. Tengo constancia de que ya está siendo reclamado por diversas organizaciones y entidades para que impartir charlas contando su experiencia, así que estoy seguro que también le tocará viajar por este motivo ¿Lograremos verlo en alguna de nuestras ferias ornitológicas? Lo que si me confesó Noah es que le gustaría volver a muchos de los lugares que está visitando para poder pajarear en ellos con más calma.

Muchos recordaréis la película The Big Year que se popularizó entre pajareros de todo el mundo hace unos años. Con Noah bromee comentando que después del libro vendría la película sobre su viaje… él me respondió que en esa película sería Brad Pitt quien le interpretara… en mi opinión demasiado viejo, ¡Noah tiene 29 años!

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Esta experiencia no habría sido posible sin la ayuda de muchas otras personas que nos ayudaron de muy diversas formas. También agradecer a otras que se ofrecieron a ayudar aunque después no necesitaríamos de su ayuda. Todas estas personas están mencionadas en la entrada anteriormente mencionada con la crónica del viaje.

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El Gran Año de Noah Strycker

El año pasado por septiembre recibí un correo de un chico llamado Noah Strycker contándome que durante el año 2015 iba a tratar de hacer un Gran Año a nivel mundial y que para ello estaba contactando con pajareros locales que pudieran llevarle a ver aves en sus lugares de origen. Su intención era la de comenzar el 1 de enero y terminar el 31 de diciembre viajando sin parar y alcanzar la cifra de 5.000 especies, más o menos la mitad de las que actualmente están descritas por la Ciencia. En su viaje pretendía recorrer todos los continentes pasando por varios países, incluyendo el Estado Español. Contactó conmigo después de encontrarme por eBird.

Noah, además de pajarero, es un ornitólogo experimentado, comunicador y periodista ambiental (ha publicado ya dos libros: ‘Among penguins‘ sobre sus experiencias estudiando pingüinos en la Antártida y ‘The Thing with Feathers‘, una obra que muestra que no hay tantas diferencias como parece entre aves y humanos).

El pasado 18 de junio Noah aterriza en el aeropuerto del Prat en Barcelona. Llega después de haber recorrido la Antártida, Sudamérica, Centroamérica, Estados Unidos, Islandia, Noruega y Turquía. Y llega nada más y nada menos que con más de 3.000 especies vistas u oídas ya en su lista.

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Noah Strycker

Junio no es el mejor mes para encontrar determinadas especies en nuestro territorio; algunas tienen la reproducción muy avanzada y se son muy tímidas en este momento del año. Además el calor reduce la actividad de muchas aves durante gran parte del día, con lo que detectarlas resulta más complicado.

Por otro lado, antes de España Noah ha visitado Noruega y Turquía, donde ha visto muchas de las especies que podía encontrar aquí. Esto convirtió su estancia ibérica en un reto más interesante si cabe, pues debíamos buscar aquellas especies que faltaban en su lista, especialmente aquellas que no iba a poder encontrar en ningún otro lugar más adelante. Esto supone que 52 especies se convirtieron en nuestro objetivo prioritario durante estos días.

Como no sabía muy bien qué especies iba a ver en Turquía diseñé previamente un itinerario que nos permitiera visitar una buena variedad de ambientes y hábitats para asegurar un buen número de especies, eso si, con algunas especies clave más o menos exclusivas de nuestra geografía en mente. El itinerario permitía además cierta flexibilidad para su modificación en caso de que ello fuera necesario.

Día 18 junio (día 169 del Big Year)

Nada más aterrizar en Barcelona nos dirigimos al Delta del Llobregat donde nos esperan Ricard Gutiérrez y Ferrán López. Nadie mejor para guiarnos por el parque y encontrar las especies deseadas. No obstante la primera nueva especie ya la encontramos en el corto trayecto del aeropuerto al delta: un estornino negro (3011).

Visitamos la desembocadura y alguno de los observatorios que permiten añadir varias especies: Gaviota de Audouin (3012), cistícola buitrón (3013), pardela cenicienta (3014), porrón europeo (3015) y calamón común (3016).

Ricard pudo avistar (en un visto y no visto) un págalo grande mientras rastreábamos el mar, pero lamentablemente no pudo verlo Noah; se trataba de una especie que había fallado en el norte de Europa, así que tratamos de encontrarlo de nuevo sin éxito. Aun paramos en Garraf para hacer un poco de seawatching, pero el mar estaba tranquilo en cuanto a aves y la especie extra vino de tierra: una curruca cabecinegra (3017).

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Noah atiende a las explicaciones de Ricard sobre la Gavina corsa, es decir, la Gaviota de Audouin.

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Aunque Noah ya traía la espátula en su lista de países anteriores no estuvo de más disfrutar con la visión de un par de ellas en el Llobregat.

Seguidamente marchamos al Delta del Ebro, donde esperábamos encontrar algún limícola despistado de los que le faltaban, pero a pesar de pasar varias horas visitando varios de los mejores lugares de observación no pudimos añadir ninguna especie nueva para su lista.

Dormimos en Alcossebre, donde a primera hora de la noche intentamos detectar algún chotacabras, pero parece que andaban dormidos y tuvimos que acostarnos sin novedad.

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog para este día.

Día 19 junio (día 170 del Big Year)

Temprano por la mañana reemprendemos viaje con una parada en el Prat de Cabanes donde buscamos tres especies, si bien sólo conseguimos sumar dos: carricerín real (3018) y la buscarla unicolor (3019).

Nos queda pendiente la canastera que normalmente debería estar aquí en esta época del año.

Nuestra siguiente parada fue la reserva del Racó de l’Olla, en la Albufera de Valencia, donde Nacho Díes y su dedicado equipo esperaban ansiosos nuestra visita. Sabíamos que una pareja de cerceta pardilla se había venido viendo en el lugar por lo que ese era nuestro principal objetivo. No obstante Nacho nos tenía preparadas un par de sorpresas a nuestra llegada y desde el primer hide que visitamos vimos canastera común (3020), varios individuos criando y un solitario correlimos zarapitín (3021) que no sabíamos si estaba de ida, vuelta o de vacaciones en el Mediterráneo.

Mientras estábamos embobados observando la espectacular colonia de láridos suena el teléfono de Nacho avisando de que debemos ir al otro observatorio. Llegamos en unos segundos allá y justo enfrente tenemos a una familia de cercetas pardillas (3022). No las habían avistado en todo el día, así que no sabían si nos las iban a poder mostrar. Mientras comentábamos diversos aspectos sobre la reserva y sus aves un rayo azul cruza la escena: un Martín pescador (3023).

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Nacho Díes nos habla sobre el Racó de l’Olla, el lugar donde trabaja desde hace años, y sus aves.

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Este es el increíble aspecto de una pequeña porción de la colonia de charranes del Racó… como puede apreciarse muchos pollos están ya bien crecidos y correteando por los islotes.

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Adulto y pollo del charrán de pico amarillo que ‘nadie sabe lo que es’. Aunque tiene un aspecto perfectamente compatible con charrán elegante no se tiene la seguridad absoluta de que lo sea y actualmente se están realizando análisis genéticos para averiguar su identidad ¿Podrá Noah contar con una nueva especie?

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Nacho nos avisa de que por estas fechas a veces se deja caer algún halcón de Eleonora por la zona pero, a pesar de prestar atención al cielo, ninguno se deja ver durante nuestra estancia.

Continuamos viaje hasta Alicante, donde hemos quedado con Roque Belenguer, que además de llevarnos a ver pájaros nos acoge en su apartamento esa noche. Primera parada en el río Vinalopó, con calor y paisaje africano. Pasado un rato conseguimos ver una collalba negra (3024), y pasado otro buen rato por fin oímos y vemos un zarcero bereber (3025), que era nuestro principal objetivo en este lugar.

La siguiente parada resultó ser el embalse de El Hondo donde nada más llegar dimos con ¡4 cercetas pardillas!… en fin, ya las habíamos visto. En unos pocos minutos damos con varias malvasías cabeciblancas (3026), poco después un rascón europeo (3027) que canta brevemente y más tarde con una hembra de bigotudo (3028), que según nos cuenta Roque es un ave escasísima en los últimos tiempos, así que nos sentimos enormemente afortunados por haber dado con ella.

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Noah consigue ver su zarcero bereber, que se hizo de rogar.

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Este macho de malvasía cabeciblanca fue el primero que vimos, luego vinieron más, machos, hembras y pollos.

Roque

Roque es un excelente conocedor de El Hondo; gracias a él pudimos dar con varias de las especies que Noah buscaba.

Para terminar el día quedamos con Dani, compañero de Roque, y los cuatro nos fuimos en busca del camachuelo trompetero a una zona cercana de Murcia donde han criado este año. Debemos caminar un par de kilómetros hasta llegar al lugar disfrutando de aves como la golondrina daúrica y dos águilas perdiceras, además de añadiendo un par de especies nuevas como son la curruca mirlona (3029) y la cogujada montesina (3030). Llegados al lugar de cría de los camachuelos sólo un colirrojo tizón y una rana se dejan oír. Esperamos un buen rato mientras el sol se pone y la luz va cayendo y, sólo en el último momento, pudimos oir el inconfundible reclamo de un camachuelo trompetero (3031) que pasó volando.

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog para este día.

Día 20 junio (día 171 del Big Year)

Este día teníamos muchos kilómetros por delante, pues nos íbamos hasta Extremadura, así que después de desayunar emprendimos camino despidiéndonos de Roque.

Por la mañana paramos cerca de Pétrola para buscar aves esteparias en un lugar especialmente recomendado. Llegados al lugar vimos que los lugareños estaban muy afanados en la cosecha del cereal, y había máquinas por doquier, por lo que nuestras esperanzas decayeron un poco. Aún así ya de primeras añadimos la corneja negra (3032). Enfocamos nuestra atención en los campos más tranquilos y no tardó en llegar el fruto: una avutarda (3033) que trataba de pasar desapercibida. Dimos alguna vuelta más por la zona por ver si podíamos ver algún sisón o ganga, pero no.

A lo largo de la mañana recibo un mensaje de Nacho contándome que ¡acaban de ver un Halcón de Eleonora por la Albufera! Jaja, demasiado tarde para volver atrás…

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Este fue el ‘momento avutarda’ cerca de Pétrola. Un poco esquiva, pero la vimos, que es lo que contaba.

Continuamos viaje, el termómetro subía y alcanzó los 38ºC cuando pasamos por Toledo y también en Extremadura. Llegando Noah consigue sumar dos nuevas especies: milano negro (3034), milano real (3035) y rabilargo ibérico (3036). Camino a la Portilla del Tietar, en Monfragüe, un buitre negro (3037) vuela junto a algunos otros buitres leonados. Intentamos el águila imperial sin éxito, allí no se movía ni los buitres que tenían aspecto de estar muy acalorados. Cerca aún fuimos capaces de encontrar una familia de perdiz roja (3038) y, más tarde, en el castillo, de ver el vencejo cafre (3039), que tardó un poco en aparecer.

El día no acabó ahí, pues al atardecer aún escuchamos un par de chotacabras cuellirrojos (3040) y un chotacabras europeo (3041).

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Una buena parte del pajareo tuvo que ser desde el coche… aquí está Noah bimbando sus primeros rabilargos.

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog para este día.

Día 21 junio (día 172 del Big Year)

Antes del desayuno paseamos al amanecer cerca de nuestro alojamiento y podemos ver unas cuantas tarabillas comunes (3042) y un escribano soteño (3043) que canta con tesón.

Hoy la atención se focaliza en el águila imperial ibérica, que ayer falló. No queríamos marcharnos de Extremadura sin verla pues es un ave exclusiva de esta zona (Centro y SW de la Península) que Noah no iba a poder encontrar en ningún otro lugar de su viaje. Volvimos a la Portilla del Tiétar y de camino encontramos un alimoche común (3044) y una familia de currucas rabilargas (3045) que se mueven por los arbustos al borde de la carretera. En la Portilla, esta vez si, en poco tiempo vemos a un adulto de águila imperial ibérica (3046) sobrevolando el lugar. La suerte además nos acompañó, pues el ave se posó en el cantil permitiéndonos disfrutar de la observación durante un buen rato.

Aún buscamos algunos paseriformes por la zona y conseguimos dar con un mosquitero ibérico (3047) que se alimentaba en un zarzal.

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El adulto de águila imperial ibérica que dejó verse en la Portilla del Tiétar.

A media mañana dimos por finalizada nuestra estancia en Extremadura y nos marchamos hacia Navarra, otra singladura larga hasta nuestra siguiente parada. Llegamos a tiempo de seguir pajareando (no en vano estamos en el día con más horas de luz del año), así que paramos cerca de Lerín, donde añadimos zarcero políglota (3048) y, a pesar de las pocas esperanzas que teníamos, también un macho de sisón común (3049). Este ave estaba en medio de un campo pelado y cantando en parada nupcial, algo sorprendente en este momento del año.

Sison

A pesar de la escasa calidad de la fotografía aquí puede apreciarse bien al macho de visón que decidió mostrarse esta calurosa tarde.

Pitillas

En Pitillas estuvimos un buen rato a la espera de que apareciera algún avetoro, pero no colaboró y nos fuimos de vacío.

Aún tuvimos tiempo de pasar por la Laguna de Pitillas donde pusimos especial atención para ver o escuchar algún avetoro, pero esta vez fallaron a pesar de ser uno de los mejores lugares para dar con ellos.

Finalizamos el día pajareando desde el jacuzzi al aire libre del Hotel Ruralsuite, en el que nos alojamos hoy. Un macho de oropéndola se dejó ver durante un buen rato; si bien era una especie ya en la lista disfrutamos de su visión de forma merecidamente relajada.

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog para este día.

Día 22 junio (día 173 del Big Year)

Madrugamos para estar al amanecer en las estepas del sur de Navarra. Nos quedaban unas pocas aves esteparias por ver y hoy era el día para encontrarlas. El último alaúdido ibérico que nos quedaba por encontrar se encuentra en estos lugares así que nada más llegar bajamos las ventanillas del coche para escuchar los sonidos de la estepa. Calandrias, terreras, abejarucos y otros cantaban, pero ni rastro de nuestro pájaro. Pasó más de media hora hasta que se dejó oír: una tímida alondra ricotí (3050) cantaba a lo lejos. Después escuchamos alguna más cerca, pero no invertimos mucho tiempo en tratar de verlas pues necesitábamos ver otras especies y basta con escuchar al ave para contabilizarla en la lista.

Continuamos recorriendo la zona hasta que dimos con un grupo de gangas ibéricas (3051) que nos había parecido oír en la distancia. Afortunadamente de mostraron muy tranquilas y pudimos verlas a placer.

Antes de marcharnos buscamos a otra especie que nos había dado esquinazo hasta el momento y la encontramos en un lugar que yo conocía: el alcaudón real (3052) se presentó en familia ante nosotros, adultos y pollos.

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Alcaudón real

Con la tarea hecha pusimos rumbo norte para parar cerca de San Martín de Unx. En un breve paseo nos dedicamos a buscar una serie de paseriformes que ya no podríamos volver a encontrar en el resto del viaje y en pocos minutos sumamos reyezuelo listado (3053), curruca carrasqueña (3054) y mosquitero papialbo occidental (3055). Pudimos ver también una rapaz fugazmente que nos pareció un abejero, una especie que faltaba en la lista y era complicada porque, como le dije a Noah “Puede estar en cualquier lugar, pero nunca sabes dónde buscarlo”. Lamentablemente no volvió a aparecer y tuvimos que marcharnos sin confirmar su identidad.

La siguiente parada ya se sitúa en pleno Pirineo. Buscamos a un ave emblemática como es el quebrantahuesos y hacemos escala en la foz de Burgi, donde habitualmente se dejan ver. Estuvimos un buen rato viendo buitres leonados, alimoches, águilas calzadas, milanos de ambas especies y hasta un águila real, pero ni rastro de nuestra ave. En eso divisé yo un ejemplar volando alto y lejos al borde de un cantil, pero con tan mala fortuna que se ocultó antes de que pudiera dar indicaciones precisas a Noah.

Un poco decepcionados decidimos ir a tierras altas para intentar primero otras especies y probar en otros lugares. Quedaría tiempo para volver más tarde.

Tomamos nuestro picnic en Larra entre verderones serranos (3056), que era una especies nueva, mirlos capiblancos, chovas piquigualdas, bisbitas alpinos, cuervos y acentores comunes.

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Picnic en las alturas entre verderones serranos.

Después de un buen rato por la zona, disfrutando de las aves y del paisaje, decidimos volver a Burgi. El calor aprieta y la observación se hace algo pesada, si bien un torcecuello nos acompaña observándonos tranquilamente desde su posadero. Al cabo de casi una hora vuelvo a divisar la inconfundible silueta del quebrantahuesos (3057) y, esta vez si, nos regala con una pasada sobre nosotros a corta distancia y un buen rato de vuelo de remonte.

Con una increíble sensación de satisfacción por la tarea bien hecha nos retiramos a dormir a Pamplona.

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¡Por fin! ¡Un quebrantahuesos!

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog sobre este día.

Día 23 junio (día 174 del Big Year)

Llegó ya el último día de Noah en la Península y la verdad es que quedaba ya muy poco por ver: valoramos que sólo dos especies de las pendientes tenían posibilidades reales de ser halladas: el pico dorsiblanco y la buscarla pintoja. Para el primero las posibilidades son extremadamente bajas, pues han finalizado su cría, se muestran muy silenciosos y discretos, y probablemente se han dispersado, siendo  complicado saber por dónde pueden andar.

No obstante, armados de optimismo nos marchamos a Irati esperando tener un golpe de suerte y dar con el ansiado pícido. Visitamos algunas de las mejores zonas donde se los suele ver con cierta regularidad, pero con tan mala fortuna que sólo escuchamos brevemente un pico picapinos, nada más. Después de casi tres horas decidimos volver un poco alicaídos, pero decidí cambiar la ruta de vuelta por un sendero diferente. Al cabo de un rato caminando escuchamos lejos unos reclamos que podían ser pito real o picamaderos negro. Noah no había visto aún el pito real ibérico (si el europeo) y ¿por qué no? Decidimos intentarlo; nunca se sabe cuando pueden decidir ‘esplitarlo’ y convertirse así en una nueva especie. Corrimos a la zona de donde procedían los sonidos y cuando creíamos que estábamos llegando oímos repentinamente un tamborileo a nuestras espaldas. Nos giramos y miramos con atención al lugar de donde venía y escaneamos meticulosamente troncos y ramas con nuestros binoculares. Pasados varios minutos sin resultado decidimos marcharnos cuando, al girarnos, ¡vuelve a sonar el tamborileo! Esta vez corremos a dicho lugar y llegando vimos al pito real y ¡a una hembra de pico dorsiblanco! (3058). Este ave además se quedó muy mansa a corta distancia alimentándose y nos ofreció un bonito espectáculo.

Poco después, henchidos de satisfacción regresamos al coche y Noah me confiesa: “Hay que ver como el ver un ave puede cambiarte las sensaciones de toda una mañana”.

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Una hembra de pico dorsiblanco se deja ver…

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Noah disfruta de su pico dorsiblanco.

Comimos algo cerca descansando un poco nuestras emociones antes de partir a la costa en busca de la buscarla. Entonces llega un aviso por whatsapp que cambiaría nuestro planteamiento de viaje ¡una serreta chica en Álava! La serreta chica es una de las especies que Noah no consiguió ver en su estancia en Noruega, así que resulta de gran interés para sus objetivos. Valoramos la situación y vemos que puede intentarse perfectamente y que después aún quedaría tiempo para la buscarla.

Nos llegamos rápidamente a Langarika y nos dirigimos raudos a la balsa de riego donde ha sido vista el ave. Allí hay fochas, porrones europeos, azulones, somormujos lavancos y hasta un porrón acollarado, pero ni rastro de la serreta… ¿hemos llegado tarde? Visitamos también otra balsa adyacente por si acaso hubiera cambiado de ubicación, pero nada. El nivel de emoción que habíamos alcanzado con el pico dorsiblanco decae a mínimos porque nos damos cuenta que fallamos este ave que hubiera sido un bonus increíble. Pero… ¿por qué no miramos de nuevo la otra balsa antes de marcharnos… ya que estamos aquí? Volvimos y ¡allí estaba la serreta chica! (3059) ¡En medio de la balsa! ¿Dónde se había escondido antes? Nivel de emociones otra vez al máximo…

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La serreta chica junto a un porrón europeo.

Así, nos fuimos, ya por fín, a la costa. Llegados a Txingudi tuvimos tiempo de visitar Plaiaundi por ver si había alguno de los limícolas que faltaban, pero no. Nos fuimos también a Cabo Higer por hacer un poco de seawatching, pero apenas se movían aves por allí. Recorrimos algunos zarzales, argomales, helechales en busca de la buscarla, pero sin éxito. Es todavía media tarde y por experiencia se que estas aves prefieren manifestarse al amanecer o al atardecer, así que decidimos ir a merendar-cenar algo e intentarlo más tarde.

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Merecido descanso y ágape en La Marina de Hondarribia antes de ir por nuestro último pájaro.

Después de recuperar fuerzas subimos a Jaizkibel y buscamos un lugar adecuado para la buscarla; encontramos unas praderas con argomales y helechales muy aparentes para albergar buscarlas y paseamos por la zona. Al cabo de un rato de observar zarceros, tarabillas y escribanos vemos una rapaz que vuela bajo a no mucha distancia. El ave está a punto de esconderse detrás de una loma cercana cuando pudimos distinguir perfectamente ¡una hembra de abejero europeo! (3060) ¡Increíble! Esta era una especie complicada que ya dábamos por perdida.

Sin embargo ni rastro de la buscarla a pesar de que el sol ya bajaba sobre el horizonte y la temperatura caía poco a poco. Después de varias falsas alarmas (resultaron ser insectos) regresamos al coche para marcharnos, pues al día siguiente hemos de madrugar mucho para que Noah tome su vuelo hacia África.

Cuando ya estábamos descendiendo del monte le digo a Noah “No puedo irme sin este pájaro”. Paramos un momento en una ladera para ver un alcotán que volaba plácidamente y al momento escuchamos aquello que veníamos tiempo buscando: ¡una buscarla pintoja cantando! (3061). ¡Bien!

Jaizkibel

¿Qué se oye por ahí?

Ya al caer el día nos retiramos a dormir con la sensación de que a pesar de ser el día en que menos especies nuevas habíamos sumado (era muy difícil sumar más) había sido el día más emocionante y divertido.

Puedes leer aquí la entrada de Noah en su blog para este día.

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Finalmente conseguimos ver 194 especies de las cuales 51 eran nuevas para su lista, un excelente balance. Vimos todo lo que queríamos ver salvo el avetoro y la focha moruna (que quedaba fuera de los lugares que visitamos).

Noah marchó al día siguiente, muy temprano, rumbo a Ghana. Pasará dos meses en tierras africanas y de ahí pasará a Asia y Oceanía, donde finalizará su Big Year, presumiblemente con gran éxito, a final de año. ¡Buena suerte Noah!

Noah tiene contrato para escribir un libro con toda esta apasionante experiencia, un libro en el que no sólo se hablará de cómo sucedió y transcurrió el viaje, sino sobre la riqueza natural del planeta y los problemas de conservación que existen en relación a las aves, una visión global que Noah está adquiriendo gracias al conocimiento de muchas experiencias y casos locales.

De momento puedes seguir las peripecias de Noah en su blog Birding Without Borders.

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Noah Strycker came to Spain in one of his multiple stages during his World Big Year. His goa lis to reach till 5000 bird species seen in one single year all around the World. Before coming to Spain he had visited Antarctica, many countries in South and Central America, the USA, Iceland, Norway and Turkey. Long ago he asked me to guide him through Spain in order to find the most species posible; as he had visited other European countries before coming here many of the species he could find in Spain were already in his list, so we had to focus our Iberian trip in finding those exclusive species that only here was posible to find or in those European species he had missed (very few of them). So that meaned that we had to find about 50 new species and we managed to see 51! Some of them were really hard because June is not the best time of the year to find them as they are breeding or they already did. The weather was also hard and we had very high temperatures some days. Anyway, we had a great time and this experience will be next year reflected in a book thet Noah will write. Meanwhile you can follow his blog Birding Without Borders (there’s also a link to each Spanish day in the Spanish text up here).

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Muchas gracias a todas las personas que nos ayudaron en esta aventura: Ricard Gutiérrez, Ferrán López, Nacho Díes y equipo, Roque Belenguer, Dani Ferrández, Sergio Mayordomo, Paco Irizar y mujer, José Ardaiz y a mi madre.

También muchas gracias a otras personas que se ofrecieron a ayudar o nos enviaron información aunque finalmente no necesitaramos de sus ofrecimientos: Vanesa Palacios, Óscar Llama, Julen Gayarre, José Gómez Aparicio, José Portillo.

La baja calidad de las fotografías de aves es debido a que éstas se realizaron mediante iPhonescoping manual. El propósito era simplemente documentar los momentos, no tanto recoger imágenes bellas.