Crónica de mi viaje en diciembre de 2011……………………..
Desde la Pointe des Almadies, el lugar más occidental de África continental, un faro y los restos de un naufragio, al atardecer.
Con una superficie de unos 196.000 km² y situado en el extremo más occidental de África, Senegal comienza a ser descubierto como uno de los destinos más interesantes para la observación de aves en la mitad norte del continente africano. El pasado colonial anglosajón de Gambia, que se encuentra insertada en Senegal a lo largo de gran parte del curso del río homónimo, ha determinado que esta pequeña nación vecina haya gozado de una mayor fama entre los pajareros. Senegal, sin embargo, fue colonia francesa y en consecuencia el turismo ornitológico ha llegado mucho más tarde; de hecho, todavía está en sus comienzos. Senegal no tiene nada que envidiar a Gambia, pues además de disfrutar de sus mismos hábitats, posee muchos otros que aparecen gracias a su extensión hacia el norte.
Por la mañana en Dakar, esta es la vista desde el hotel, abierta al Océano Atlántico, y desde donde pueden observarse no pocas aves marinas y limícolas costeros.
La costa es, sin duda, la zona más poblada. A lo largo de ella encontramos numerosas zonas húmedas asociadas a las desembocaduras de ríos, algunos tan importantes como el río Senegal o el Saloum, que albergan, entre otros, vastas extensiones de manglares. Internándonos unos pocos kilómetros desde la costa nos encontramos con amplias áreas de sabana costera, conquistada por el cultivo del cacahuete o el anacardo en los lugares más próximos a las aldeas. El norte del país linda con Mauritania y se caracteriza por ser la zona más árida, aunque la existencia del río Senegal ayuda a mitigar la influencia sahariana y permite cultivos como el arroz. El resto son tierras llanas con escasa vegetación. La llanura continúa hacia el sur prácticamente a lo largo y ancho de todo el país, si bien la vegetación se va haciendo más abundante conforme descendemos en latitud, pero se trata de vegetación arbustiva con algunas manchas de árboles aisladas, fruto del pastoreo ejercido durante siglos; estamos en pleno Sahel. Conforme nos acercamos al río Gambia, al sur, la frondosidad y el verdor se hacen más comunes, llegando a convertirse en selva subtropical cerca de sus orillas. Amplios bosques de palmeras y acacias cubren la zona, siendo en muchos lugares totalmente impenetrables. En la zona suroriental encontramos el monte Asserik, la mayor altura de Senegal, con apenas 311 m.s.n.m. El baobab (Adansonia digitata), árbol nacional de Senegal, puede hallarse por todo el país, siendo más frecuente conforme nos acercamos a la costa.
Nutrido grupo de Queleas comunes descansando en un árbol. Esta especie pasa por ser una de las más abundantes del mundo. En Djoudj pudimos observar bandadas de cientos de miles de individuos.
Francolín biespolado, frecuente en lugares con algo de vegetación arbustiva y arbórea.
Senegal constituye además el extremo más occidental del Sahel, lugar en que este ambiente se combina con la influencia atlántica y los ya mencionados grandes ríos, por lo que resulta un lugar privilegiado como área de invernada para numerosas aves europeas. Hasta aquí llegan numerosas rapaces, grandes zancudas y paseriformes que pasan los meses invernales alimentándose de los numerosos insectos e invertebrados que han nacido a partir de la época de lluvias recién finalizada. Resulta muy chocante encontrarnos con todas estas especies a las que estamos acostumbrados a ver en el día a día en un medio tan diferente al nuestro.
Hay que tener en cuenta que Senegal es en la actualidad un país emergente en África, debido a sus riquezas naturales y a su estratégica posición geográfica, por lo que encontraremos grandes contrates que se manifiestan tanto en su población como en el medio. La entrada de capital extranjero ha propiciado un desarrollo con escaso control muy localizado en determinados lugares (sobre todo Dakar y alrededores) que ha deteriorado su medio, pero en cambio ha proporcionado al país una aceptable red de carreteras que permite viajar por el mismo con bastante comodidad.
Dakar
La capital senegalesa es la vía de entrada al país y un excelente lugar para la observación de aves marinas. Situada en la Península de Cap Vert, una punta que se interna en el Atlántico, está rematada por la Pointe des Almadies, el punto más occidental de todo África continental. Desde su costa es fácil avistar Alcatraces atlánticos (Morus bassanus), Pardelas cenicientas (Calonectris diomedea), págalos, gaviotas, pagazas y charranes, en un mar que a menudo presenta aguas bastante agitadas. El puerto pesquero también puede deparar algunas de estas sorpresas y en los suburbios de la ciudad, mezcla de edificios modernos, casas más humildes y muchas chabolas encontraremos Garcetas dimorfas (Egretta gularis), Garcetas comunes (Egretta garzetta), Garceta azabache (Egretta ardesiaca) y otros ardeídos y limícolas correteando entre las charcas, riachuelos y numerosos Milanos negros (Milvus migrans africanus) que visitan la basura.
A partir de aquí enfilamos hacia el norte en dirección hacia Sant Louis, paralelos a la costa, recorrido en el cuál ya entramos en contacto con una buena parte de la avifauna local como la Paloma de Guinea (Columba guinea), la Tórtola senegalesa (Streptopelia senegalensis), el Toco piquirrojo (Tockus erythrorhynchus), el Barbudo pechirrojo (Libius dubius), el Bufalero piquiblanco (Bubalornis albirostris), varias especies de estorninos (Lamprotornis sp.) o la Viuda chillona (Vidua interjecta) en las zonas agrícolas, o el Alzacola negro (Cercotrichas podobe), en las zonas de matorral espinoso.
Grupo de Garcetas dimorfas a la entrada de Sant Louis.
Parque Nacional de Djoudj
Cerca de Sant Louis, la segunda ciudad del país, se encuentra el parque Nacional des Oiseaux du Dloudj, que comprende un gran meandro del río Senegal y tiene una superficie de unos 160 km2. Se trata de un santuario ornitológico de renombre internacional que se caracteriza por tener amplias masas de cañaveral, numerosos canales y áreas de playa en los que se reproducen e invernan grandes cantidades de aves.
Nos alojamos en el Hotel du Djoudj, en pleno parque y al borde de las marismas, por lo que sin necesidad de desplazamiento ya pudimos observar desde allí Pelicanos comunes (
Pelecanus onocrotalus), espátulas (
Platalea alba/leucorodia), flamencos (
Phoenicopterus roseus/minor),
diversas anátidas, Fumareles cariblancos (
Chlidonias hybrida), Jacanas africanos (Actophilornis africana), Aguateros bengalíes (
Rostratula benghalensis) y Chorlitejos pecuarios (
Charadrius pecuarius), así como miles, quizás millones, de Queleas comunes (
Quelea quelea), por mencionar algunos.
Pelícanos, garzas, garcillas, limícolas… el humedal en su apogeo.
La Garcilla cangrejera es un ardeido bastante común en el Djoudj.
De vez en cuando se pueden ver chacales.
Buscando Aguateros bengalíes entre la vegetación de las orillas.
La foto es testimonial, pero este pequeño pajarito, la Prinia charlatana, fue una de las sorpresas del viaje. Su área de distribución dibuja una estrecha franja que va de este a oeste cruzando África por el Sahel. Este lugar es de los pocos fácilmente accesibles donde esta especie puede ser observada.
Embarcadero en el Parque Nacional de Djoudj, desde donde parten las excursiones en barca para observar las aves del humedal.
La excursión en barca y la visita a las orillas de los grandes lagos, donde la marisma se encuentra con la sabana, son actividades que también nos dieron excelentes resultados. En la primera, además de disfrutar de la proximidad de los ya mencionados pelícanos, pudimos obtener excelentes avistamientos de Anhinga común (Anhinga rufa), Cormorán africano (Phalacrocorax africanus), Águila pescadora (Pandion haliaetus), Pigargo vocinglero (Haliaetus vocifer) y muchas otras especies. En las orillas miles de Suiriríes (Dendrocygna viduata/bicolor) descansan en el área y los limícolas recorren las aguas más someras. En la escasa vegetación de los campos encontramos Abejarucos chicos (Merops pusillus), Alcaudones rales (Lanius meridionalis), Alcaudones comunes (Lanius senator), Cistícolas del Nilo (Cisticola galactotes), así como el, para nosotros inesperado, Prinia charlatana (Spiloptila clamans), además de varios paseriformes invernantes como Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli), Carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus), Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans), Zarcero bereber (Hippolais opaca) o Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca).
Pelícano común cerca del embarcadero de Djoudj.
Las impresionantes escuadrillas de pelícanos sobrevuelan nuestra embarcación en varias ocasiones dejando estampas tan bellas como ésta.
Un macho adulto de Anhinga común.
Cormoranes grandes africanos con sus característicos cuello y pecho blancos.
Pudimos asistir a cómo un grupo de Cormoranes grandes practicaban pesca colectiva sumergiéndose al unísono.
Este Águila pescadora dejó que nos acercáramos a muy pocos metros.
Inmensas bandadas de suiriríes alzan el vuelo formando estas nubes compactas de miles de aves.
Garceta grande caminando junto a un nutrido grupo de Suiriríes cariblancos.
In December 2011 I went to Senegal to watch the birds of that amazing african country. I started my trip in Dakar and from there I traveled to the North along the coast, to Sant Louis and the Djoudj National Park, one of the most important wetlands in Western Africa.
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